“Mi hijo no salía de casa y el Levante EDI le ha ayudado a integrarse y relacionarse”, dice Mari Carmen, mamá de un jugador con un 76% de discapacidad intelectual

Semana tras semana, así desde 2012, suele llegar siempre alguna cara nueva a los entrenamientos del Levante EDI. Es la escuela para personas con discapacidad intelectual leve y severa, con Síndrome de Down, Asperger, Autismo… Personas que han encontrado en el fútbol un gran estímulo de superación. El fútbol es la herramienta, aunque ganar, realmente, es lo de menos.

Bajo el paraguas del Área Social de la Fundación Levante UD, que dirige de forma admirable Vicente Herrero, ‘Tatón’, se abre un mundo dentro de la estructura del club valenciano, pionero en apostar por el fútbol, y en otras modalidades de inclusión, como vehículo de integración social.  Buena culpa la tuvieron José Carlos Gascó y Jorge Sabater, dos pilares claves para que el Levante EDI, que compite en la Liga Genuine bajo el paraguas de la LFP, empezara a tomar cuerpo hace siete años.

Te lo pueden contar, pero nada es comparable a participar con ellos en un entrenamiento. Muchos focos se detienen siempre en equipos que alzan títulos o en aquellas estrellas que firman contratos millonarios. Pero la historia de estos chicos no deja de ser igual de deslumbrante aunque los focos y las cámaras no les visiten con frecuencia. Detrás de cada uno hay una historia de superación. Historias anónimas… hasta que se les da visibilidad. Lo empezaron 9, conocidos como los ‘9 magníficos’ en 2012, y ahora son casi 150… igualmente magníficos y con un gran sentimiento de pertenencia. 

Podía ser una historia más de las miles que ofrece el deporte, si bien el contexto en que se desarrolla la de los 150 componentes del Levante EDI es más que conmovedora. Aquí les contamos tan solo unas pocas. Muchos estaban hace unos años en sus casas, cobijados, viendo la calle por la ventana o haciendo  de su vida una rutina sedentaria. Del sillón al sofá con la tele de compañía, del sofá a la cama, de la cama a la ventana… hasta que los 9 magníficos dieron un paso al frente. 

Aquellos héroes, muchos de ellos con síndrome de Down, animaron a otras personas con diferentes discapacidades intelectuales hasta convertirse hoy en legión. Practican fútbol, pero bien podría ser otra disciplina. El deporte, al fin y al cabo, se convirtió en la mejor medicina para derribar paredes, complejos y encontrar la válvula de escape que les ayuda a ser más autónomos, a relacionarse, a integrarse en una sociedad donde ellos no ven barreras. Porque las barreras, tristemente, las ponen otros.

Un entrenamiento, un acontecimiento

 Son las 18:30 de un martes o un jueves cualquiera. En el Polideportivo de Quatre Carreres crece la actividad. Van llegando los componentes del Levante EDI y se dispara la adrenalina porque para ellos cada entrenamiento es todo un acontecimiento.   

Mari Carmen es la madre de Raúl, que forma parte del Levante EDI desde hace 5 años. Se enteró por casualidad, al ver un stand del Levante UD en una feria en Silla. Llamó a su hija Laura, muy futbolera, para pedirle opinión sobre el proyecto, y no dudó en decirle que para su hermano, que hoy tiene 19 años, le iría genial. Raúl sufre una discapacidad intelectual del 76%. No tiene diagnóstico, aunque todo apunta a un tipo de autismo. “Él empezó en natación y baloncesto, en Albal. Lo apunté para que hiciera deporte en equipo y conociera a gente, pero al final no le llegaron a aceptar”, dice con los ojos empañados mientras sigue con atención las evoluciones de su hijo.

Raúl iba a un centro de educación especializada y narra su madre como cada vez que lo recogían se quedaban “chafados” porque se lo encontraba solo lanzando a canasta, apartado.  “Un responsable de allí nos dijo que si federaban a Raúl teníamos la obligación de que jugara y si no lo hacía, pues igual no ganarían. Yo quería que mi hijo hiciera deporte y amigos, no crearse enemigos. Ya no quiso hacer nada más hasta que empezó aquí”, recuerda.

“De jugar apartado por sentirse rechazado a jugar en equipo”

Su actitud y comportamiento cambió cuando lo inscribieron en Levante EDI. “Ahora le ha subido la autoestima muchísimo. Algunos se dan cuenta cuando sufren rechazo. Te pregunta: ‘¿Mamá por qué soy tonto, por qué nadie me quiere?’. Mi hijo era un desastre, pero ahora se hace la mochila solo. Cuando los ves trabajar en equipo te das cuenta del corazón tan puro que tienen. Es impresionante cómo ha evolucionado pese a sus limitaciones. Lo dan todo, son compañeros y amigos”, dice satisfecha Mari Carmen, que destaca que entre los padres han creado un grupo de whatsapp y suelen quedar con los chavales para ir a la bolera o realizar otras actividades con sus hijos cuando no hay partido.

Conforme hablamos con Mari Carmen se presenta un joven que le da un abrazo y un beso. 

-¿Es Raúl?

-No, es Jordi.

Jordi es el hijo de Julia. Otra mamá, que sigue el entrenamiento del Levante EDI desde las vallas. Es la prueba irrefutable para entender que el Levante EDI es algo más que un equipo. “Somos como una familia. De hecho, mañana nos vamos de cena las mamás del Levante EDI”, dice Mari Carmen.

Julia, mamá de Jordi, con una discapacidad del 54%, se sumó al Levante EDI hace un año. Jordi trabajaba en una cooperativa ecológica. Esa empresa montó un stand en otra feria, justo al lado del Levante UD. “Mi hijo, que no tiene vergüenza, fue quien preguntó. José Carlos, uno de los coordinadores, le invitó a probarlo y ya no hay quien le saque de aquí. Está feliz por venir. Dentro de sus limitaciones ha ganado en independencia y autonomía, en higiene personal, en organización”, comenta Julia.

Pasan diez minutos de las siete de un martes o un jueves cualquiera. Una oleada de chavales, hasta 150, toman literalmente los campos de entrenamiento. 25 de ellos son de iniciación. Chicos y chicas de entre 4 y 14 años, que forman la cantera del Levante EDI. Jorge Sabater, el alma del proyecto, se apresta a formar seis grupos (en función del nivel) para empezar a entrenar. Junto a él, cerca de 15 personas entre técnicos, fisioterapeutas, voluntarios e integradores sociales como Rafa Grilles y una pedagoga, Montse, que media entre padres y chicos para analizar cada caso.

Hoy están más excitados que de costumbre. El Levante EDI ha implantado una sana costumbre, que motiva más a los chavales. Les visita el Levante femenino C y el juvenil masculino para trabajar con ellos. “¿Quién viene hoy?”, preguntan a la vez Sara y James (Jorge). Lo dicen porque ya han formado un largo pasillo para darles la bienvenida. Es el ritual que siguen cuando algún grupo entrena con ellos. Lo suelen hacer periódicamente, Ya han desfilado desde los jugadores del primer equipo, empleados del club, empleados del BBVA, el propio presidente del Levante, Quico Catalán, etc. Y ahora, que se acerca la Navidad, habrá partido entre padres e hijos.

Jorge Sabater y José Gascó: un tándem perfecto

Nada se deja a la improvisación en este compromiso social que adquirió el Levante en 2012 y cuya metodología hizo suya la Fundación de la LFP para ser implantada en otros equipos de Primera y Segunda hasta crear la Liga Geunine a finales de 2017. En los campos de Quatro Carreres se respira humanidad y un compromiso fuera de toda duda por devolver a la sociedad lo que les ha dado fomentando la práctica de un deporte como el fútbol que está sirviendo para romper barreras entre los colectivos más desfavorecidos.  

Ganar o no la Liga Genuine, que disputan cerca de 40 equipos a lo largo del año en cuatro torneos a lo largo de toda España, es irrelevante. “Más que ganar a nosotros lo que nos congratula es que cerca de cien chicos con discapacidad intelectual se sienten como jugadores profesionales. Practican deporte y se ven capaces de superarse”, recuerda José Carlos Gascó, coordinador del Levante EDI.

“Yo dirigía a 30 chavales en Asindown. Jorge Sabater me contó el proyecto de integrar a personas con discapacidad en un equipo de fútbol dentro de la estructura oficial de un club de la talla del Levante UD. Cuando presentamos nuestro proyecto, coincidiendo con la entrada de Vicente Herrero en el Área Social de la Fundación, nos dijeron: ‘Vamos adelante con esto’. Tatón creyó en este proyecto que hoy ha crecido de manera exponencial. Lejos queda aquel campus en Los Silos de Burjassot. Íbamos en precario, sin equipación, pero el Levante, que creía en nuestra metodología, nos arropó. Nos consiguieron estas instalaciones. Luego empezó el boca a boca. Hablamos con asociaciones de discapacidad intelectual de Valencia para presentarle el proyecto. Fue un pequeño impulso”. Desde entonces ya han pasado 7 años y el Levante EDI no ha parado de crecer, de creer, de crear y de compartir. Las 4 “C” del Área Social de la Fundación Levante UD.

De un patio sin apenas iluminación donde empezaron aquellos 9 magníficos a los 150 héroes con nombres y apellidos que hoy iluminan el Polideportivo de Quatre Carreres un martes o un jueves cualquiera del año. El Levante EDI ha creado escuela y es un ejemplo para el resto de clubes de LaLiga que siguen su estela.